Fui de visita al Zócalo, me transporto en metro, porque es más fácil, rápido y económico. Subí en un horario relativamente relajado, había espacio entre pasillo y pasillo del vagón.
Me extrañé un poco, casi no he viajado en el metro últimamente, pues uso mi Chevy para ir a trabajar; pero esta ocasión lo ameritaba, ir en carro al centro es verdaderamente ¡imposible!
Y no es que me moleste ir en el metro, al contrario, creo que mi mamá siempre que salíamos a algún lugar utilizábamos el metro, bueno, en ocasiones, si llega a ser molesto después de todo, porque en la hora "pico", se vuelve como un sauna, un hervidero de gente, y un mezcla de olores y sensaciones, pero ese día mi objetivo era ir al centro, al zócalo del Distrito Federal, me puse mis audífonos mientras pasaba de estación en estación, pero no pude evitar ver lo que siempre hay dentro de los pasillos, vagones y estaciones del metro, con o sin gente, caluroso o fresco, apestoso o perfumado y es la pobreza, por todos lados se respira la pobreza, y ésta acompañada de sus hijas predilectas: las adicciones y la miseria.
Me llamó la atención un joven, que esperaba que llegara el metro en la misma estación que me encontraba yo. Lo observé a la distancia como quitándose o acomodándose la playera, dejando brevemente al descubierto parte de su espalda. Pero al poco rato coincidimos en el mismo vagón, yo traía mis audífonos, pero alcancé a observar que el chico pasó junto a mí con su espalda totalmente desnuda esperando llegar a la siguiente estación, recordé que era el chico de hace rato, no pude evitar ver su espalda, marcada por su oficio, yo diría que también por la vida que le ha tocado vivir; tan joven, y su espalda muestra tal vez, que vivió en una familia poco o nada amorosa, o que tal vez ha vivido en la calle y aprende de los otros adictos a sobrevivir, para que al otro día, se recueste en su cama de vidrios y reciba algunas monedas para medio comer o volar, y repetir lo mismo una y otra vez hasta que su cuerpo esquelético le diga: hasta aquí llegaste.
Ese es el panorama entre tanto que se observa en el metro, o tal vez exagero y lo haga por gusto, no lo sé, no creo que alguien quiera lastimarse física y moralmente por gusto. Me gustaría que esos políticos, que presumen interesarse por los "mexicanos", se den una vuelta por estos y otro lugares donde se respira pobreza, miseria, hambre, adicción, indignidad, y hagan algo verdaderamente útil y ayuden a esta gente a recuperar su vida.